domingo, 9 de diciembre de 2012

José Saramago “creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”.

 La forma en que miramos a la sociedad y sus problemas, la forma en que miramos lo que pasa y nos pasa, nos acerca y a la vez nos aleja de la realidad. Aunque veamos muchas cosas, solo miramos unas pocas. Mirar profundamente requiere esfuerzo y paciencia, requiere aprendizaje por nuestra parte. Aprender a mirar hasta llegar a ver y que se nos abran los ojos: los de la sensibilidad y los de la razón. Aprender a separar opiniones de hechos. Ver como son las cosas. Entender por qué las cosas son cómo son y atisbar cómo podrían llegar a ser. Mirar con los ojos muy abiertos las engañifas políticas, las tragedias, el dolor, las injusticias de nuestro tiempo…
No cabe ser ingenu@s. Ver no es nada fácil y comprender aún lo es menos, pero con frecuencia no vemos adecuadamente, no porque no sepamos ver, sino porque no queremos ver, porque no nos dejan ver o por las tres cosas a la vez. Pero, para ver esa otra realidad, necesitamos de buena información y de mucha reflexión. Y eso cuesta. Informarse, pensar, comprender, no es tarea fácil.
Sólo con capacidad crítica, tiempo y esfuerzo se aprende a mirar mejor y entender lo oculto, lo invisible. Al aprender a mirar, los ojos quizás nos duelan, pero entenderemos mejor, nos haremos más responsables y nos daremos la oportunidad de participar en la mejora social. Querer ver da fuerzas para reflexionar, para retirar las cosas de las manos de los vendedores de falsas realidades, para ser más lúcidos, para vivir más dignamente y, sobre todo, para contribuir a cambiar las cosas.


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