lunes, 11 de marzo de 2013

No permitamos el retroceso y debilitamiento de los Servicios Sociales. Hoy más que nunca debemos solicitar que sean potenciados y protegidos a través de su financiación y visibilidad. Tenemos el deber como trabajador@s sociales  de dar a conocer a nuestros superiores la situación de las personas y familias de las que no se puede atender sus necesidades sociales. Por poner algunos  ejemplos: podemos tramitar ayudas económicas o el Servicio de Ayuda a domicilio aunque no haya presupuesto si la necesidad de la persona está valorada. 

También podemos señalar qué personas necesitarían la Renta mínima de inserción con urgencia o qué menores quedan sin recursos de apoyo que evitarían su desprotección.
No podemos aceptar este retroceso en los derechos y esta estrategia para el desmantelamiento de los Servicios Sociales públicos.


¿De verdad era necesario organizar esta iniciativa desde el Area de Gobierno de Familia y Servicios Sociales? ¿Nos hemos vuelto locos?

Leo la noticia que envía CCOO: Iniciativa solidaria de la plantilla de Ortega y Gasset  y me lleno de perplejidad. No doy crédito porque, con esta acción, cargada seguramente de muy buenas intenciones, se está contribuyendo, en un momento tan delicado para la supervivencia de los Servicios Sociales municipales, a impedir que se visibilice y defienda el propio sistema, que es el encargado de garantizar el abordaje integral de las necesidades de las personas.

No podemos olvidar que se ha destinado una gran cantidad de dinero público a salvar a los bancos, a pesar de sus desmanes y malas prácticas. Ahora se están aplicando las llamadas “políticas de austeridad”, que tienen como consecuencia el que día a día aumente el empobrecimiento de gran parte de la ciudadanía y a que muchas personas estén condenadas a la vulnerabilidad extrema y la exclusión.

Los Servicios Sociales funcionan bajo los principios de equidad y universalidad y están orientados a generar cohesión social y derechos de ciudadanía. Actualmente, desde la llegada de la crisis económica y la aplicación indiscriminada de recortes en el gasto público, están amenazados por dos partes: una, el negocio al que aspiran muchas empresas del sector si se privatizan más servicios; por la otra, el asistencialismo, que crece cada día impulsando iniciativas, programas o campañas, aprovechando el hueco de la falta de financiación que tienen los Servicios Sociales para dar cobertura a situaciones de emergencia económica de la ciudadanía.

La atención a las personas en situación de pobreza y exclusión es el  ámbito de actuación de los Servicios Sociales públicos. Las organizaciones asistencialistas están invadiendo ese espacio y están facilitando con sus acciones la invisibilidad de  este sistema y su deslegitimación, haciendo que la población identifique estos servicios públicos con un modo de hacer que recuerda a la beneficencia. L@s trabajador@s sociales debemos hacer una reflexión crítica sobre lo que está pasando y no entrar en connivencia con el discurso oficialista. Si nosotr@s mism@s impulsamos y aceptamos estas prácticas, estaremos cavando “nuestra propia tumba” y contribuyendo a que se naturalice la pobreza, la desigualdad y la injusticia social.




El personal de nuestro Área de Gobierno recoge en un día una tonelada de alimentos para distribuir entre los pobres a través del Banco de alimentos.

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